Una Comunidad vincula personas de muy diversos estilos, condiciones y formas de pensar. Y, por supuesto, de actuar. De hecho, hay vecinos que siguen las pautas marcadas y cursan todas sus actuaciones de forma reglamentaria y los hay que ignoran los cauces ordinarios y ponen en marcha sus proyectos independientemente del daño comunitario que puedan ocasionar. Esto último, sin embargo, puede convertirse en una importante fuente de conflictos sobre todo cuando nadie quiere ponerle el cascabel al gato y denunciar. ¿Podrías hacerlo por tu cuenta?

En situaciones así, el mal ambiente está ya servido. Ocurre, por ejemplo, cuando un vecino realiza obras que afectan a la fachada del edificio  sin permiso de la Junta y queda impune porque no se ponen en marcha los recursos pertinentes. Y, si bien es cierto que cada caso es diferente y exige un análisis detallado de sus pormenores, nuestros tribunales son claros al respecto: cualquier comunero puede ejercer acciones legales que competan y beneficien a la Comunidad.

Por tanto, si el conjunto vecinal se muestra pasivo ante ciertas acciones que resultan perjudiciales para la convivencia o para mantener el buen estado de las zonas comunes, cualquier vecin@ puede tomar la iniciativa y, en pleno derecho, cursar las demandas oportunas. E incluso comparecer en juicio si llegase el caso, algo para lo que es necesario mucha entereza y, sobre todo, pruebas de los hechos.

Desde el punto de vista de la Ley de Propiedad Horizontal, la puesta en marcha de recursos legales no exige la necesidad de informar previamente a la Junta. No obstante, sí es recomendable hacerlo para que, por lo menos, la Comunidad tenga la oportunidad de decidir si desea asumir la responsabilidad de presentar la demanda. Además, de esta manera, queda constancia en Acta tanto de la intención particular de querellarse sino también de las razones que justifican tal decisión.

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