Con la aprobación del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, concebida para reducir el consumo de energía primaria, se abre un interrogante en el ámbito de las comunidades de propietarios. Y es que se trata de agentes que suelen destinar un elevado porcentaje de su presupuesto anual precisamente a gastos energéticos como calefacción, agua caliente sanitaria, iluminación o ascensores. La pregunta es cómo pueden reducir su factura y adaptarse a esa transición operativa ya en Europa.
Una de las primeras medidas recomendadas es la integración de energías renovables. Así se puede ir ganando terreno en la aerotermia para ir abandonando el campo de los combustibles fósiles e incluso acompañarlo por la instalación de paneles fotovoltaicos, ya que funcionan con electricidad, y que pueden favorecer el autoconsumo.
Otras posibilidades son contar con salas de calderas de alta eficiencia, es decir, de condensación a gas energéticamente eficiente o individualizar los consumos. De hecho la adopción de cualquiera de estas medidas permite, en determinadas comunidades autónomas, acceder a ciertas ayudas económicas. Como consecuencia se podrían evitar derramas incrementando fuertemente el ahorro.
También se puede optar por colocar sistemas de contabilidad energética que resultan especialmente útiles ya que son capaces de detectar alarmas así como de identificar y corregir funcionamientos anómalos que supongan un exceso de consumo. Es lo que se denomina telegestión de las instalaciones a lo cual se podría añadir un sistema de iluminación eficiente con mecanismos de detección y de regulación de la potencia de luz para reforzar así la economía de las comunidades.
Y, por supuesto, no es nada desdeñable la opción de mejorar el aislamiento térmico en las fachadas y, por tanto, el confort en el interior de las viviendas, puesto que podría reducir hasta en un 50% la demanda energética del edificio. Una pequeña inversión cuyo mayor esfuerzo se concentra en los gastos de andamiaje pero que compensa con creces en la factura energética.
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Fuente: Ciudad y Comunidad.
