Una de las dudas más frecuentes entre los propietarios es sobre la posibilidad de poder vender su vivienda si tienen deudas pendientes con la Comunidad. Lo cierto es que pueden proceder a la venta del inmueble con absoluta tranquilidad ya que el compromiso económico no afecta a la titularidad. Sin embargo, es importante que tengan en cuenta la necesidad de saldar todo tipo de pagos para garantizar que la transacción inmobiliaria se realice sin problemas.
Para llevar a cabo esta operación de manera pacífica y, sobre todo, legal, el primer paso consiste en ponerse en contacto con la Comunidad y negociar las condiciones de liquidación de las deudas. No hay que olvidar, que la asociación de vecinos tiene el derecho de retención sobre el importe adeudado en caso de venta. Por este motivo, es conveniente alcanzar un acuerdo amistoso. Será necesario revisar con detenimiento los estatutos y las regulaciones locales aplicables y, por supuesto, informar de la situación a los posibles compradores. Hacerlo pondrá de manifiesto la transparencia y buenas intenciones de los propietarios y, por tanto, generará una confianza imprescindible para concluir la venta.
Otro paso obligado es consultar con un profesional del sector para gestionar el pago de las deudas, tener al día la documentación necesaria y, en definitiva, realizar la operación de forma reglamentaria y sin fisuras legales. En este sentido, una de las estrategias más comunes consiste en utilizar el dinero de la venta para realizar el abono pendiente aunque esto implica realizar un pacto previo con la Comunidad y contar con su aprobación. Una vez liquidadas las cargas pendientes, es importante obtener el certificado de confirmación y copias de todos los trámites relacionados con la venta y el saldo de deudas para evitar cualquier discrepancia en el futuro.
En cuanto a los compradores, deben verificar las posibles deudas o cargas sin resolver que puedan pesar sobre la vivienda ya que, con la adquisición del inmueble, asumen también la responsabilidad de cualquier impago. Obviamente, preguntar a los vendedores puede ser suficiente pero nunca está de más comprobar la documentación y solicitar un certificado de deudas para proteger los propios intereses. También es aconsejable consultar el registro de la propiedad, incluir cláusulas de protección en el contrato y actuar con precaución, algo para lo que el apoyo profesional del administrador de fincas siempre es de gran utilidad.
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